De la luz y la materia

Por Santiago Maisonnave (Publicado en Supmemento Ñ)

Hay un movimiento que funda Ylumynarya –el último libro de Julián Axat-, y acaso toda su voz poética: la pregunta. No la retórica, estática, apoyada en la seguridad de posiciones asumidas, sino aquella que nace de caminar a tientas, sin saber, explorando con las yemas de los dedos la filosa ambigüedad de las palabras. Se trata del poemario de un hombre que no sabe y, caminando el desconocimiento, se pregunta.
Es la luz el primer objeto aparente de sus inquisiciones. La luz y sus cualidades; la luz y su ausencia. Moviéndose en una región de penumbras, aparecen sus poemas como fragmentos, como revelaciones fugaces de cuerpos bajo los fogonazos de un flash: “ojo/llega antes/al instante de luz/en las palabras”. ¿Dónde se origina esa luz? ¿Cuál es su fuente? ¿Es posible disponer de ella?
Casi simultáneamente, aparece la preocupación por la relación entre los cuerpos y la luz, y la relación de los cuerpos entre sí: cuerpo-piedra, cuerpo-fósil, cuerpo-fósforo que se enciende y arde, alumbrando toda la furia en un instante, antes de volver a desaparecer. Cuerpos cuya emanación de luz, como la de algunas estrellas, nos llega cuando ya no están. Son aquellos a los que esa luz (o alguna luz) les ha sido negada. Los cuerpos que han sido negados a la luz. No son preocupaciones menores para una poética que gira en torno de la desaparición forzada como tema. Asunto al que vuelve Axat, atravesada por él su propia biografía, como si cada vez fuese la primera, dispuesto a que sus ojos rueden por el suelo, para luego lavarlos e “intentar ver todo de nuevo”.
Después de Medium (Paradiso, 2006), volumen que buscaba una ilación, una sutura de imágenes y relatos fracturados, expresada en poemas transparentes, casi pristinos, en este nuevo trabajo Axat pretende una ruptura, tal vez una conmoción, y se entrega –especialmente en la primera parte del libro- a la opacidad del lenguaje; a la reflexión de la luz en la materia.
Ylumynarya es el tercer título de la colección Los detectives salvajes, del sello editorial platense Libros de la talita dorada. Un proyecto que, desde el año 2007 dirige el propio Axat, con el fin de recuperar una palabra poética desgarrada por la dictadura militar y recomponer, a través de la búsqueda y la memoria, el tejido de identidades sesgadas.
“Luz/se hace a sí misma/oscuro/distancia/deficiencia/instante/en el que viaja/hueco en un flujo”, escribe. Reproduciendo el mecanismo de una dínamo, el hombre que no sabe camina, a tientas, su desconocimiento y, en ese movimiento, alumbra una voz.

Ylumynarya
JULIAN AXAT
POESIA
LIBROS DE LA TALITA DORADA

4 commentaires:

Txabela dijo... / 12:29 p. m.  

Quique... me puse a revisar mis antiguos enlaces de blogs amigos y me di cuenta de que hacía mucho que no pasaba por japonesas... ¿cómo estás? Tengo muchas cosas que contarte. ¿Vuelves por Argentina en verano?
Besos...

Santiago Maisonnave dijo... / 9:32 a. m.  

Eh, Don Q., hacía rato que no venía por acá... Justo estoy leyendo "París no se acaba nunca", de Vila-Matas, y el otro día, por algún pasaje de ese libro, me acordé de usted; me preguntaba qué será de sus aventuras parisinas. Ahora vengo y me encuentro con esta entrada y con las anteriores, sobre el otro Enrique... Si fuera supersticioso me vería forzado a darle alguna explicación a esto.
Abrazo.

Q. dijo... / 3:37 a. m.  

Como va todo Tres Caidas, el otro dia charle por tel con el amigo en comun nada comun que en diciembre veremos en situacion limite; compartiremos mesa??? En todo caso, tendremos tiempo para compartir unas copas entre charla y charla literaria.
Vio qué buena reseña escribio el tal Maisonave sobre el tal Axat?
un gran abrazo
paris sigue siendo una fiesta. a ver cuando se viene por estos lares...

Santiago Maisonnave dijo... / 11:37 a. m.  

Don Q.: compartiremos charla y copas, claro está.
A París iré cuando me gane el Quini. No pierdo las esperanzas.
Le mando un abrazo.