Estoy en un Parador en Barceloneta. Tengo un dolor de cabeza creciente que no sé si obedece a lo que ingerí ayer a la noche. He bebido un Capuccino, durante la tarde paseé y saqué fotos por la zona del puerto. Acabo de llamar a Argentina. Mientras hablaba con mi viejo sobre el partido que el pincha le ganó a Velez, descubrí la luna llena o casi llena sobre el Mediterráneo, inflamada delante de mis ojos. Al fondo el contraste de la noche en aumento gradual.
Leí el diario La Vanguardia, me siento nuevamente a gusto con la vida de ciudadano-turista. Hace rato que mi escritura sale absurda, monótona, redundante.
¿La luna de Barcelona debería ahorrar textos inocuos?
Sí, creo que sí.
Leí el diario La Vanguardia, me siento nuevamente a gusto con la vida de ciudadano-turista. Hace rato que mi escritura sale absurda, monótona, redundante.
¿La luna de Barcelona debería ahorrar textos inocuos?
Sí, creo que sí.
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