Voy de regreso a casa en el ómnibus nocturno. Veo a un hombre extenuado, dormido luego de una borrachera, en uno de los asientos a mi izquierda. Me digo que no quiero por nada del mundo terminar así. Desalineado, las uñas largas y el perfil lombrosiano -me pregunto: ¿se nace o se hace uno así?-. Luego me pongo con el Mp3 a escuchar Leonard Cohen: Dance me to the end of love. Cuando vuelvo a abrir los ojos, miro por la ventanilla y no reconozco el paisaje lluvioso al otro lado del vidrio. Atino a ir hacia el chofer para que me asista, pero una de mis piernas está dormida, casi muerta. De milagro no ruedo por el piso pegajoso de vómitos. El aire es nauseabundo. Pregunto si falta mucho para la Porte d’Orleans. Media hora, me responde el chofer. ¿Media hora? Si, Porte d’Orleans pasó hace media hora. Me quedo en silencio reflexionando. Luego: ¿Y dónde tomo el ómnibus de regreso? Yo soy el ómnibus más próximo. Vuelvo a pasar por Porte d’Orleans en media hora, me dice. ¿Media hora? Si. Me doy vuelta y regreso a mi asiento. Con tal de no recibir el perfume que ahora inunda todo el espacio, me cubro las fosas nasales con mi bufanda de lana. No vuelvo a ponerme el Mp3 porque, me digo, el Mp3 tuvo la culpa. Miro al costado. Para mi sorpresa, el asiento del borracho lombrosiano está vacío. ¿Se habrá bajado en la parada correcta? ¿Quién no quería
1 commentaires:
"Consciente aquí y ahora" repitamos para seguir la línea zen de los artículos posteriores. ¿Será la música la negación del presente? Se recrea otro escenario y hacia allí disparamos. ¿Qué es lo que rechazamos? Las formas tediosas (¿un borracho?) del bus nos recuerdan que nosotros también estamos alli, que el tiempo no se puede convenir con ninguna fuerza más que con la actividad provechosa, por éso ¿Cómo escapar de un viaje ordinario en bus queriendo no obstante llegar a destino? "Este viaje también es necesario", habrá que inventarse esta convicción. Pero es imposible quedarse dormido en bicicleta besando el frío.
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