Microbios (Beatriz Viterbo, 2006) , libro de cuentos de Diego Vecchio se mete, con prosa riquísima, en el eterno tema del escritor, su vida y la creacion. El resultado, una lectura de época. Ironía a borbotones, es casi un manual de cómo matar al autor.
Los relatos de Vecchio pertenecen a un subgénero que tiene como antecedentes ilustres Las vidas imaginarias, de Schwob, Historia universal de la infamia, de Borges y La sinagoga de los iconoclastas, de J.R. Wilcock. Al igual que ellos, Microbios recorre el camino de frontera que se abre entre la vida de los escritores y su producto: los escritos literarios que a veces la reflejan y otras la distorsionan.
Trabajado muchas veces por la crítica biográfica, Vecchio suma a este tópico un ingrediente que asoma ya desde el título del libro: la enfermedad. En los nueve relatos, personajes provenientes de las más lejanas latitudes -que viven, en ciertos casos, dentro de las ficciones creadas por los autores imaginarios- se enfrentan a enfermedades más o menos extraordinarias.
¿La literatura cura o mata?, es la pregunta a que merodea el texto. A veces la enfermedad para Vecchio es la via de contagio de la literatura (que también pasa a convertirse en una enfermedad más), en otros es la actividad que produce la enfermedad, y en algunos la que intenta curarlo con resultados esquivos.
Pero Microbios no enfoca solamente las enfermedades como efecto de la actividad literaria. En cierto modo, cuesta fijar una línea de abordaje a la relación enfermedad-literatura, debido a que en todo momento domina el absurdo y la ironía en la descripción de escenas descabelladas. Eso es lo mejor que tienen estos relatos, el desparpajo –se diria, su ideología literaria- hacia una figura, la del autor, mitificada sin escrúpulos. A lo largo del libro Vecchio se rie de escenas literarias reconocibles y de autores, inoculando enfermedades o desgracias corporales derivadas de la literatura, o que llevan a la literatura.
El primer cuento, “La dama de las toses”, es representativo de estos dos movimientos. La señora Kristensen es una dama de la alta sociedad danesa que para curar a sus pequeños hijos inventa cuentos terapéuticos “a medida” de sus enfermedades. Los cuentos de la señora danesa curan infaliblemente vía mímesis: si uno de sus niños tiene anginas rojas, ella ya ha escrito el libro Cuentos para niños con anginas rojas; si otro acusa paperas, Krisntensen inventa los Cuentos para niños con paperas, etc. Claro que en el mismo cuento la enfermedad también viene de la literatura: Kristensen es responsable de un filicidio involuntario. Mientras lee transmite a sus niños el bacilo de Koch. La literaura los fulmina con un toquecito al pulmón.
La lectura de Microbios deja en claro la capacidad de Vecchio para falsear la erudición médica con la que crea su bestiario autoral. Y especialmente su talento para moverse dentro de un universo linguistico nuevo. Minuciosas descripciones de órganos, síntomas y efectos secundarios lo confirman. Hay un usufructo del léxico científico que va copando la narracion como la enfermedad los cuerpos diseminados in texto. Lo que va de la mano con un comentario interesante del autor en la contratapa. Dice Vecchio: “Ciertos libros son los efectos colaterales de la anemia, el asma, la dispepsia, la difteria, las hemorroides, los cálculos renales, la sífilis. Antes de ser una ciencia, la medicina fue el arte de nombrar el dolor”. Como la literatura.
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